lunes, 26 de septiembre de 2011

Afuera se nos cagan de risa

y eso qué quiere decir? Que los parámetros de lo bueno y lo malo fueron establecidos por una especie de tradicion gramsciana, que desde el discurso impregnó un modo de pensar que se mantiene en el lenguaje en estos días.  Los valores sociales se miden en eficiencias y cuantificidades. Dos parámetros medibles, que nos permiten que la economía y sociología armen diagramas, fórmulas y estadísticas; los cuales decodificamos como espejo de la realidad.

En en el lenguaje reside el primer mecanismo para que pensemos de la manera en que pensamos. Porque este redactor utiliza la metáfora "espejo de la realidad", intentando decir que es una copia exacta de la realidad, sin tener en cuenta que el espejo es el principal deformador de la realidad, sea lo que ésta signifique. Cuando nos vemos en una foto, acostumbrados a hacerlo en el espejo, nos sorprendemos. Un espejo no es lo mismo que nuestra cara. Para empezar, la imagen que vemos está invertida. Lo mismo que la supuesta realidad lo está a la hora de verla en una estadística o una columna de Mariano Grondona.

Volviendo a las eficiencias y cuantificidades, nuestra forma de pensar, inculcada desde que nos dicen que no podemos tocar tal cosa (propiedad privada implícita) o que determinada otra es mejor, utiliza comparciones y clasificaciones. De ese modo se generan medias, donde lo bueno y malo. Batman y el Guasón, se acomodan en sus casilleros. Por eso estar limpio es bueno, y estar sucio es malo. Ser rico es bueno, ser pobre es malo. Vivir es bueno, morir es malo. No se quiere decir que esto no sea así, sino que se intenta compreder determinadas lógicas de racionalización que están naturalizadas en el lenguage, y que nos llevan, a priori, a enteder que Europa es bueno y América es malo. Así como la civilización se impuso a la barbarie  destruyendo medio mundo preexistente. Así como la democracia bombardea el fundamentalismo islámico en nombre de la paz.

Que ser civilzado es bueno es una postura ideológica, y en este caso la dominante. Pensar en esto no signifca aseverar lo contrario y creer que deberíamos "incivilizarnos" y volver a las cavernas, de ninguna manera. Además no es posible. Pero sí significa entender que la palabra civilización conlleva un montón de cosas que podríamos replantear. Como entender que el proceso civilizatorio implicó el genocidio de millares de pueblos, así como establece que vivir bien es tener una casa, un auto, ropa de marca y tecnología. Puede ser que lo sea, es muy difícil pensar por afuera de eso. Pero lo que es y no es, es algo impuesto, algo que opera por sobre nosotros y que de realidad lo único que tiene, es un espejo

A la hora de pensar la forma de vivir bien la pensamos dentro de esquemas, de estereotipos, que simplifican y resumen cuestiones de una determinada manera, bajo operaciones que nos dominan, a las que no podemos escaparle. Por eso a la hora de pensar en mejorar la sociedad, vemos autopistas que circulan, ciudadanos pulcros que lejos están de pedir monedas, edificios tecnológicos y determinados valores que se parecen demasiado al ideal que en nuestra mente existe de la sociedad europea y estadounidense. Pero que pensemos de esa manera está directamente relacionado con que hubo una conquista, sangre derramada y una victoria. Eso edifica un modo de pensar y obrar. 

Esa idealización deja afuera muchas cosas, como toda simplificación. Pensamos en lo bien que anda la sociedad norteamericana que es limpia, tecnológica y barata, pero no que tiene un sistema académico que excluye a la mayor parte de su sociedad. Esto no quiere decir nada, nada más que eso. Se puede mirar, copiar, calcar, ignorar. Algunas cosas están buenas, otras no. ¿Pero para quién? Es una pregunta que no hay que contestar, así como tampoco cuál es la sociedad entonces a imitar. A todas, o a ninguna. No se trata de comparar, ni de armar un rompecabezas con las mejores piezas. 

Por lo menos no vamos a intentar eso acá. El texto intentaba darle una introducción a una nota periodística pero se extendió, y al extenderse se hizo inconclusa, ya que se metió en un terreno donde sólo aparecieron más preguntas, más reflexiones, más puertas se abrieron. Pero porque es tarde las vamos a cerrar. La nota en cuestión habla la Asignación Universal por Hijo (AUH) y fue publicada por el diario inglés The Guardian. Eso me abrió un debate existencial que provocó la catarata de palabras antecesoras. En cierto sector de la sociedad se escucha que afuera se nos cagan de risa. No sé, supongo que debe haber gente que se rie, gente que no. Este diario no parece reirese de esta medida, seguramente provocante de las risas para muchos. Esto no quiere decir mucho, sigue sin escaparle a los problemas de los resúmenes, de la ideología. Y aunque a nadie le importe, este redactor se caga de risa de los yankees que tienen autopistas sin piquetes y tecnología a precios módicos, pero no pueden estudiar gratis. Pero la risa está interpelada por un determinado discurso, del que nadie escapa. Que no es absoluto, se fragmenta ad infinitum, haciendo que podamos pensar de tal forma ante determinada situación y opuesta ante otra.

Ya ni me acuerdo quién se cagaba de risa, pero de lo que sí no me rio es de que haya gente con hambre, cuando los recursos del mundo deberían alcanzar para todos. Esto no plantea una forma determinada de repartirlos, ya que volveríamos a otra reflexión interminable, empezando de nuevo por el tema del lenguaje, que sin darnos cuentas dijimos repartirlos, lo que implica de antemano que alguien los tiene. Sin lograr escaparle a determinadas lógicas dominantes, que se ponen en funcionamiento al mismo tiempo que las palabras, este redactor privilegia dos instituciones sociales: la comida y el estudio. Por eso recomendaba la nota ya nombrada, que aparecerá linkeada cuando logre cerrar el texto. No como bandera política, ya que lejos me encuentro de tener alguna, y menos esa. Menos que unas, más que otras. 

Pero lo que más me interesaba del artículo, es que afuera a algunos también les copa más el tema del hambre y el estudio, que las autopistas sin piquetes. 


Algunos extractos:

"Independent studies show that the AUH has led to a drastic – between 55% and 70% – reduction in extreme poverty, as well as a less significant drop in the levels of poverty and inequality."

"But the impact has not only been felt by the families who have been helped out of poverty thanks to the monthly cash payment that tops off the income they are able to make by working. The effects have also been felt in schools, especially at the primary level, where the AUH has led to a big jump in enrolment."

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