Alejandro Magno y su encuentro con el Yeti

Aquí la columna de curiosidades de la historia que presento ocasionalmente en el programa de radio Cosas Que Pasan, que va los sábados a las 22hs por Radio Simphony 91.3 o en internet por www.fm913.com.ar. Tanto en formato escrito como en audio, el audio contiene el plus de improvisación y humor que caracteriza al programa.

El viernes a la noche, cuando seguro todos ustedes estaban de joda, me encontraba leyendo sobre la historia de Alejandro Magno. Todo venía muy bien, venía siguiendo el orden cronológico, hasta que me detuve en un hecho en particular. Un hecho que no me permitía seguir adelante, debido a la curiosidad que me causaba.

Para mantener un poco la atención, voy a guardarme el dato particular unos minutos, para primero contarles un poco sobre la vida de Alejandro Magno, también conocido como Alejandro III de Macedonia.


Nació un 20 de junio del año 356 A.C. en la ciudad griega de Pella. Hijo de Filipo II de Macedonia, el rey de esa misma tierra. Para ese entonces, Macedonia era un fuerte reinado que tenía bajo su poder la mayoría de las ciudades griegas.

Dicen que era muy fachero, aunque tenía un ojo marrón y el otro gris.
Primero lo educó Leónidas, pero a los 13 años fue puesto bajo la tutoría de, nada más y nada menos que Aristóteles, quien es considerado, junto a Platón, su maestro, el formador del pensamiento Occidental.


A los 15 ya el padre le daba algunas tareas políticas (nos imaginamos que son tareas políticas para un rey: matar gente, recaudar impuestos, matar gente). Enseguida fue nombrado gobernador de una ciudad.

Sin embargo empezaron los problemas con su padre. El viejo se consiguió una mina de Macedonia, distinto a la mamá de Alejandro, que era de la región de Epiro. Alejandro estaba al horno, si le hacía un pibe, iba a ser 100% Macedonio, lo que desplazaba a Alejandro de la sucesión. En la boda Alejandro le tiró vino al padre de la novia, y cuando Filipo llegó a mediar, medio borracho, Alejandro le dijo “querés cruzar Asia y no podes caminar sin caerte, pedazo de ebrio”. Esto obligo a Alejandro a marcharse.

Sin embargo Filipo fue asesinado al poco tiempo y a los 20 Alejandro tomó el control de Macedonia. Pero parece que entre Filipo I y II habían hecho que Macedonia pase a ser de un estado pobre y lleno de vagabundos, un estilo de Lula no?, con un poderoso estado, con un fuerte ejército y mucho poder en la Liga de Corinto, que vendría a ser una especie de Mercosur, bah en realidad un poco más importante.

Cuando se murió Filipo aprovecharon todos los griegos que Macedona dominaba, para revelarse, y Alejandro III tuvo que plantarse. Venció a todos, destruyó Tebas, y sometió a los Griegos más que antes.

Su horizonte se puso en Persia (hoy medio oriente), el Imperio más poderoso hasta el momento. Se unió con los egipcios que le tenían bronca a los persas, y en sólo 4 años logró que el gran Rey Darío escapara. Persia se componía de muchos extranjeros que habían sido conquistados, por lo que se identificaron con Alejandro, ya que entre sus ideas estaba la de globalizar su imperio mezclando distintas razas y culturas. Vemos presente acá la idea de globalización, por algo Aristóteles es considerado padre del pensamiento occidental.

Como todos los occidentales, se le subió el poder a la cabeza y quiso ser adorado como un Dios. Un día un fiel soldado que lo había salvado cual Sargento Cabral, llamado Clito, apodado “El Negro”, le dijo que él le debía todo a su padre, y que sin él – en referencia a él mismo, Clito- hubiera muerto. Alejandro estaba borracho, y lo mató, hecho del cual se arrepintió al otro día, lo que se sumó a la resaca, y afirman que estuvo cerca estuvo de suicidarse.(supongo que habría algún Rial que esparcía estos rumores)

Sin embargo siguió expandiéndose. A los 32 años ya había llegado al valle Indo, al borde de la India.

En su camino hizo la “gran Perón” De las 70 ciudades que fundó, 50 de ellas llevaban su nombre.

En el año 326 A.C. Logró pactar la subordinación de Taxila, una importante zona de India. De todas maneras, las tribus de las montañas opusieron una fuerte resistencia.. Cuentan que fueron las batallas más duras, debido a la valentía de estas tribus, donde el mismo Alejandro luchó y tuvo varias heridas graves. Aquí nos detendremos, de todas maneras la historia no sigue mucho más.

En resumen, conquistó un poco más y después cayó. Entre traiciones de delegados y la muerte de Hefestión (su compañero de la infancia, hombre de confianza, y posiblemente su amante), se acercaba el final. El 13 de junio del 323 a. C., Alejandro murió en el palacio de Nabucodonosor II de Babilonia. Le faltaba poco más de un mes para cumplir los 33. No se sabe si fue envenado o le rebrotó una malaria contraída tiempo atrás.

Pero bueno, volvamos a la entrada a India. La historia regular está hasta en Wikipedia, pero hay caminos alternativos muy escondidos, información debajo de la misma información, y de eso se trata esta sección. Los escritos de Arrian, un griego del año 86, revelan una historia alternativa. Arrian cuenta que el oficial Nearchus, uno de los hombres de confianza de Alejandro, se enfrentó ante unos nativos sin precedentes:

Leeré un fragmento:

“Esos hombres eran peludos, no solo sus cabezas, también el resto de sus cuerpos. Sus uñas parecían garras de bestias, las cuales usaban como si fueran herramientas de hierro, con ellos cortaban los pescados o incluso la más sólida madera. Todo lo demás lo partían con piedras afiladas. No conocían el hierro. Para vestir usaban pieles de animales o incluso de peces grandes”

La descripción concuerda claramente con la de un entrañable personaje muy nombrado a lo largo de la historia: El Yeti.

Cuenta Arrian que eran alrededor de 600, y que los que pudieron escapar, hombres y mujeres, se escaparon a las montañas de Pakistan. Otros relatos históricos mencionan a estos sujetos, entre los cuales figuran los cuentos de que eran utilizados por los Medes y los Persas como animales de batalla. También se habló mucho de ellos en Mongolia.

Hoy en día en algunos monasterios de Nepal, en el Himalaya, se conservan restos supuestamente pertenecientes al Yeti.

Por otro lado, el montañero, periodista y jurista español César Pérez de Tudela afirmó haber avistado a la bajada del Annapurna, en 1973, al mismísimo Yeti.
A su vez de haber miles de historias de pueblos del Himalaya y el Tibet que dicen haberse encontrado con el mismo, o lo culpan de la desaparición de ganado y/o personas. En 1961, el Gobierno Nepalí, declaró oficialmente su existencia